Las fuentes históricas disponibles sobre la practica homosexual en la antigua Roma, sus actitudes y aceptación del hecho son abundantes. Hay obras literarias, poemas, grafitos y comentarios sobre
las predilecciones de todo tipo de personajes incluso de emperadores solteros y casados. Por otro lado las representaciones gráficas son más escasas que en la Grecia clásica. Las actitudes hacia
la homosexualidad fueron cambiando con los tiempos según el contexto histórico, oscilando desde la fuerte condena hasta una considerablemente amplia aceptación. De hecho, fue considerada una
costumbre cultural en ciertas provincias.
Tratando estos comportamientos es fundamental recalcar que el término homosexualidad es problemático e impreciso aplicado al mundo antiguo, ni siquiera había una palabra traducible como tal en
latín ni en griego antiguo, con el mismo significado que el moderno concepto de homosexualidad. La bisexualidad parece que era la norma, pero ya autores antiguos reconocen que en la antigua Roma
había hombres que mantenían relaciones sexuales exclusivamente con hombres.
República inicial
En los comienzos de la república romana las relaciones homosexuales entre hombres libres estaban penadas incluso con la muerte por la ley Scantinia. No se conocen los términos exactos de la ley,
aunque es citada varias veces por los legisladores posteriores, pero parece que legislaba contra ciertas formas de contacto sexual, como la pederastia que era considerada una practica griega
degenerada y como tal y generalmente reprobada, y también contra aquellos casos en los que un ciudadano ejercía un papel pasivo en la práctica del sexo anal. Por lo que en realidad no prohibía
todas las prácticas homosexuales, no haciendo ninguna restricción legal al uso sexual de los esclavos varones por parte de su dueño, ni aquellos casos en los que el hombre libre ejerciera el
papel activo.
Mediados y finales de la república
Las costumbres griegas fueron siendo aceptadas gradualmente por la sociedad romana a finales de la república y principios del imperio, sin embargo las relaciones con el mismo sexo surgieron de
una forma bastante diferente de como era la homosexualidad en la antigua Grecia. Como los hombres ostentaban, en particular el pater familias, completamente la autoridad en la sociedad romana las
relaciones con el mismo sexo a menudo se establecen como interacciones del tipo amo/esclavo. Usar a los esclavos para la satisfacción sexual del amo era considerado legítimo, incluso en contra de
los deseos del esclavo. Por lo tanto era aceptable que un ciudadano romano adulto penetrara a su esclavo, ya fuera hombre o mujer, pero no estaba bien visto que fuera él el penetrado. El término
catamita, joven sirviente sexual pasivo, era usada comúnmente para insultar o ridiculizar a alguien.
Imperio
La pederastia había perdido las restricciones que tenia en su estatus como forma de educación ritual hacía mucho tiempo (el proceso de cambio se había producido ya en los sofisticados y
cosmopolitas griegos) y en su lugar se convirtió en una forma de satisfacción del deseo sexual y su práctica se generalizó compitiendo con el deseo por las mujeres, aunque los conservadores lo
condenaban junto con otras formas de obtención de placer. Tácito atacó las costumbres griegas definiéndolas como"gymnasia et otia et turpes amores" (deporte, holgazanería y amores vergonzosos)En
cambio otros escritores no condenaron la pederastia per se, pero censuraron o alabaron varios de sus aspectos.
En el siglo primero Suetonio y Tácito constatan la generalización de matrimonios entre hombres, sin trabas ya que el matrimonio en la sociedad romana era un contrato privado. El emperador Nerón
fue el primer emperador romano que se casó con otro hombre, y lo hizo en tres ocasiones. Edward Gibbon ya en 1776 confirma que de los doce primeros emperadores solo a Claudio le interesaban
exclusivamente las mujeres. Todos los demás tuvieron chicos u hombres como amantes. El hecho de que Claudio no tuviera ningún amante masculino fue objeto de crítica por parte de Suetonio en su
obra Las vidas de los doce césares.
Existen numerosos ejemplos de literatura lírica ensalzando el amor y las relaciones homoeróticas. Los poetas latinos de la época dan por hecho que todos los hombres sienten deseo homosexual en
algún que otro momento. Ejemplos de poetas con alguna obra que alaban estas relaciones son Cátulo, Horacio, Virgilio u Ovidio. Petronio en su obra el Satiricón describe la sociedad imperial y sus
costumbres y en ella se alude frecuentemente a relaciones homosexuales entre sus personajes. Por su parte Marcial defiende las relaciones pederastas ensalzando el amor hacia el efebo, no su mero
uso sexual. En un pasaje anecdótico menciona que es descubierto por su esposa "dentro de un chico", ella le recrimina con desprecio diciéndole que no le podría dar lo mismo que ella. Él replica
con una lista de personajes mitológicos que a pesar de estar casados tienen un joven amante masculino y termina diciendo que la diferencia con una mujer es solo que ella tiene dos
"vaginas".
La práctica de la pederastia tiene su cenit durante el reinado del emperador de origen hispano y helenófilo Adriano, que comparte la pasión por los muchachos con su antecesor Trajano. Es famoso
su amor por el joven griego Antínoo. Tras su prematura muerte ahogado Adriano erigió templos en Bitinia, Mantineia y Atenas en su honor, y hasta le dedicó una ciudad, Antinoópolis.
Cabe destacar al joven emperador Heliogábalo conocido por sus numerosos amantes y que a principios del siglo III escandalizó a sus contemporáneos casándose públicamente dos veces vestido de
mujer, adoptando así explícitamente el papel pasivo en la relación. Son múltiples las anécdotas sobre su comportamiento lascivo, y los soldados de su guardia personal eran conocidos como los
rabos de burro por ser reclutados en las termas entre los mejor dotados. El también emperador del siglo III Felipe el árabe a pesar de que se cree que fue el primer emperador cristiano fue
conocido por su afición a los muchachos.
La aceptación social de las relaciones pederastas y homoeróticas fue decayendo a lo largo de los siglos a medida que se fue implantando el cristianismo.
Preferencias
Aunque fue la norma en Grecia y Roma que el eromenos, miembro joven de la pareja, fuera el pasivo y el mayor, o erastés, fuera el activo; existen (especialmente en el periodo romano) evidencias
de que había hombres mayores que preferían el papel pasivo. Marcial por ejemplo describe el caso de un hombre mayor que adoptaba el papel pasivo y dejaba que su joven esclavo ocupara el de
activo. Existían muchos prejuicios contra los hombres que adoptaban el papel de pasivo. Se creía que solo el participante activo obtenía placer del encuentro sexual. En general el papel pasivo se
equiparaba con el papel de la mujer, que en una sociedad patriarcal como la romana era muy bajo. Y se les presupone afeminados. Suetonio dice que el emperador Nerón tomaba el papel pasivo durante
las relaciones sexuales con el liberto Doriforo imitando la voz de una mujer joven. Además se les acusa de dedicar demasiado tiempo en su apariencia física para atraer y complacer a sus amantes.
Así eran usualmente aludidos de forma despectiva con términos como kinaidos o cinaedus (palabras también aplicadas a los eunucos).
Hay citas sobre el gusto hacia varones que no eran adolescentes. Otra vez Suetonio informa que el emperador Galba se derretía por los hombres fuertes y experimentados. Más de una vez hubo
informes de que soldados eran sexualmente acosados por algunos de sus oficiales superiores.
Además de las repetidamente mencionadas relaciones anales también hay muchas evidencias de que el sexo oral era frecuente. Este grafito de Pompeya es inequívoco: "Segundo es un chupapollas muy
habilidoso"
A diferencia de la antigua Grecia en Roma un pene grande era considerado un signo de atractivo y masculinidad importante, a imagen del dios de la fertilidad Príapo. Petronio describe con
admiración como un hombre con un pene enorme en un baño público buscaba encuentros excitado. Muchos emperadores romanos son satirizados por rodearse de hombres con grandes órganos sexuales.
Subcultura
Hay unos pocos indicios de que algo parecido a una subcultura homosexual estaba ya empezando a desarrollarse en la antigua Roma, aunque ciertamente no es comparable con la moderna subcultura. En
Roma alrededor del 200 d. C. había una calzada donde se reunían los prostitutos masculinos, especializándose en los papeles de activo y pasivo. Había hombres que buscaban marineros en las
proximidades del distrito cercano al Tíber. Los baños públicos también son referidos como lugares para encontrar compañeros sexuales. Juvenal señala que allí los hombres se rascaban la cabeza con
un dedo para identificarse ante los demás.
Homosexualidad femenina
La sociedad romana era muy machista y rechaza cualquier actividad de la mujer fuera del papel de esposa y madre. Por lo que debió existir en secreto. En el primer siglo d. C. hay una gran
cantidad de referencias a la posibilidad de la homosexualidad femenina. Ovidio llega a negar la posibilidad de que tal cosa exista. Hay citas posteriores muy hostiles hacia estas prácticas, tanto
que mencionan el asesinato de una mujer a manos de su marido. Marcial mismo, que se jacta de practicar relaciones con chicos tiene una opinión muy negativa del amor lesbico.
Se han encontrado una prueba de su existencia durante el imperio, en Egipto, un hechizo de amor en griego redactado claramente por una mujer, llamada Sarapias, con el propósito de ganar el
corazón de otra mujer, Herais. Lo que podría suponer que fuera de Roma en las provincias con influencia griega no fuera visto tan negativamente.
Moralidad
Hubo muchos vaivenes respecto a la consideración social de las prácticas homosexuales en la sociedad romana. En los principios de la república la pederastia era reprobada y despreciada como un
signo de afeminamiento de los griegos. A mediados de la república los actos homosexuales eran ámpliamente aceptados, si el activo era un romano y el pasivo un esclavo o un no-romano. Las
desviaciones de este patrón eran moralmente censuradas, pero aparentemente tenían pocas consecuencias legales. Marcial y Plauto califican un amplio rango de comportamientos homosexuales,
principalmente mofándose de ellos como de otras desviaciones menores del comportamiento normal, pero sin moralizar realmente. Aunque existe alguna condena como la sentencia del año 108 contra C.
Vibius Maximus, un oficial romano en Egipto que tuvo una relación con un joven de la nobleza.
Juvenal critica algunos aspectos de la homosexualidad masculina, y especialmente censura que romanos de alta cuna presuman de moralidad públicamente pero que en secreto asuman la sexualidad
pasiva, que siempre estuvo mal vista. Encuentra digno de lastima que haya hombres que abiertamente desempeñen el papel pasivo pero los considera más honestos. En cambio alaba el amor verdadero de
un hombre hacia un chico.
Aunque los actos homosexuales eran comúnmente aceptados en el ámbito de lo privado, existía cierta hipocresía y la opinión pública generalmente censuraba todas las expresiones públicas de
homosexualidad. Cuando el joven conquistador Julio Cesar estaba destinado en Macedonia tuvo una relación con el rey de Bitinia Nicomedes, se dice que asumiendo el papel de pasivo, aunque dañó un
poco su reputación (se mofaron de él llamándole la reina de Bitinia) no tuvo ninguna consecuencia legal. La relación de Adriano con el joven Antinoo también fue criticada.
Con la llegada del cristianismo al poder, aunque quizá un poco antes, cualquier expresión de amor homosexual se convirtió en tabú y se proscribió su practica. En 390 Teodosio I proclamó una ley
prohibiendo definitivamente todas las relaciones sexuales con los del mismo sexo, castigándolas con la pena de muerte. Y la condena se mantendría en la legislación de Justiniano I.
Las circunstancias que provocaron la masacre de Tesalónica al final del siglo cuarto dan una prueba de que incluso en la era cristiana la homosexualidad era todavía aceptada por gran parte de la
población aunque estuviera oficialmente perseguida. Todo ocurrió cuando un popular auriga fue acusado de acoso sexual a un funcionario del emperador y fue arrestado. La ciudad se sublevó para
pedir su liberación, demostrando que la homosexualidad no era vista como un delito en esta parte del imperio.
Fuente Wikipedia
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