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La temática homerótica

¿Se le teme a este tipo de literatura?

En realidad, ¿existe la literatura homosexual?, tal vez sea esa la primera pregunta que deberíamos hacernos y es que en este territorio existe una gran banalización ya que decir “fenómeno lésbico o gay” en lo que respecta a las artes, hoy en día ha cobrado el precio equivalente al de una marca, es decir un tipo de consumo en donde las estanterías hacen lo propio.

Así encontramos editoriales como Egales y Odisea, especializadas en dicha temática, y además un sinnúmero de revistas o sitios webs en donde se desarrolla plenamente el género y sin lugar a dudas, este ya es un fenómeno que tendrá para mucho más. De hecho, muchas universidades americanas le han otorgado una importante línea de estudio dentro de los “estudios culturales” o “cultural studies” y sobre todo en estos últimos años llamada “queer studies” la cual estudia las diferentes formas de heterodoxia sexual en sus manifestaciones textuales.

Así por ejemplo, si se visitan librerías como Barnes & Noble, en Nueva York, se encontrarán tres paredes de estanterías solamente dedicadas a este tipo de literatura, es decir ensayos académicos y culturales.

La homosexualidad cómo tema no cómo literatura

La última novela de Álvaro Pombo llamada “Contra natura” es mucho más que cruda, tremenda, explicita ya que se esfuerza por mostrarse en contra de la trivialización de la moral Entonces, el autor piensa el tema de igual manera que en sus previas obras “El cielo raso” o “Los delitos insignificantes”, haciendo una introspección psicológica en cada uno de sus personajes.

Así, el hecho de que se convierta la homosexualidad en un tema está más que claro, pero no debe aceptarse que se convierta en una literatura o un género que se sitúe en una estantería ya definida. Sin embargo, hoy en día no vivimos en los tiempos de la postuma literatura de E.M.Foster, Kavafis, Margarite Yourcernar, Luis Cernuda o V. Wolf y menos aún los de Wilde quien sufrió el proceso.

De hecho que hay diversidad de autores que usan el tema homosexual como por ejemplo Boris Izaguirre, Pombo o Luis Antonio de Villena, pero de esa misma manera existen temas y autores heterosexuales con distintas calidades, registros, tonos y planteamiento de mercado y por su puesto, literatura. En realidad, podríamos ampliar la primera lista que hice y enumerar a más autores que usaron este tema como por ejemplo

Gide, Proust, Biedma, García Lorca, Esther Tusquets, Terenci Moix, Mendicutti, Peri Rossi, y podremos encontrar que varios de los libros de esos autores, bien sean hombres o mujeres serán leído de todas maneras mañana sin importar cualquier tipo de de segmentación que se les haga y sobre todo, cabe resaltar que no se encontrarán en una estantería aparte.

En realidad, cualquier crítico o amante de esta literatura querría que estos autores pasarán el mismo proceso que cualquier otra literatura, es decir una que ha ganado lectores debido al mercado o debido a la calidad de ella, o por ambas, bien con una mayor o menor fortuna; sin embargo, esta perfecta situación no se da.

La época “sal del closet” y sus autores

En los últimos años, hemos experimentado cómo los homosexuales (bien hombres o mujeres) han decidido “salir del closet” lo que quiere decir que han decidido mostrar su sexualidad tal y cual, sin tratar de esconderse tras cánones ya establecidos acerca de los roles sexuales. Y es indudable que esto haya influenciado también en este tipo de literatura.

Tal vez el ejemplo que más llama la atención o tal vez, sea el ejemplo con el que empieza esto, podría llamarse Jaime Bayly, quien debió su éxito a su novela “No se lo digas a nadie”. En ella ha habido una sintonía literatura-cine, enfatizando el descubrimiento, la salida del armario. Es decir un fenómeno social, nunca literario, que ha marcado y sigue hoy en día, marcando a nuestra época.

De esta misma forma ocurrió con “Antes que anochezca” de Reinaldo Arenas, la cual trata de una autobiografía del homosexual cubano que en su momento tuvo un gesto de afirmación pero como denuncia.

Eduardo Mendicutti quien escribiese “Duelo en Marilyn City” tuvo el valor de llevar al western el tema homosexual, claro que a niveles paródicos, y mucho antes que lo hiciera la famosa película Norteamericana “Brokeback Mountain” de Ang Lee, donde se relata una historia de amor entre dos vaqueros.

En “Los príncipes nubios” de Juan Bonilla, el autor logra el premio Biblioteca Breve a través de una novela en donde se forja una temática homoerótica veteada con el tráfico de esclavos sexuales. Y en una novela excelente de Javier Reverte, llamada “El médico de Ifni”, se habla acerca de una relación lésbica con tal grado de naturalidad, que pareciese que simplemente se estuvieran contando cosas de la vida, de la misma manera que lo hacía Virginia Woolf en “Las olas” o en “Orlando”, o como hizo Michael Cunningham en su obra, que también fuese llevada al cine, “Las horas”.

Finalmente, lo único que me queda por decir es que mientras la idea de moda gay o lésbica siga en pie, esto significará un gran retroceso en el proceso de querer normalizar la temática. En realidad, la verdadera frontera entre una cosa y otra debería estar en el poder distinguir el arte de la simple mercancía, de una producto que puede considerarse sustitutorio, de moda, de marca aunque ella misma se llame a sí misma transgresora, revolucionaria, rebelde, propia. A decir verdad, la mejor literatura es la que es ella en sí misma, y no necesita del adjetivo “gay” para poder venderse, mejor, ni peor.


Artículo escrito por María Fernanda en educasexo.com

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